lunes, 6 de octubre de 2014

Un colegio con nombre de farero.

Desde Chipiona el amigo Septimio me ha enviado este enlace que quiero compartir con vosotros. Algunas veces en este país hay cosas que se hacen bien y, ponerle a este colegio canario este nombre es una de ellas.

Dicen que cada día avanzamos hacia un mundo mejor pero, posiblemente, solamente lo hagamos hacia una vida más artificial, más acelerada y menos vida. Se perdieron los juegos de los niños en las calles, se perdió el respeto a los maestros, se perdió el pararse a charlar con cualquiera con quien te cruzabas...  En la isla de Lobos, hace ya muchos años,  se fué el último farero y en una isla vecina un colegio lleva el nombre por el que le conocían. Es como no haberse ido del todo, como si algo suyo (su memoria) se quedase para siempre entre sus vecinos y las generaciones venideras.

Yo, al leer esto del "último farero de la isla de Lobos" me he acordado de Mario, otro amigo farero,  que un buen día me regaló un libro y, en la dedicatoria, lo firmó como "el último farero de Mesa Roldán".  Que pena que hoy existan tantos "ultimos fareros".

Gracias amigo Septimio por tan bonito regalo.

Un abrazo.

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